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miércoles, 30 de julio de 2014

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BASSMENT PROJECT


Ya les adelantaba al comienzo que los contrastes y la apuesta por los nuevos valores son constantes de Jazz San Javier. La noche del pasado viernes 25 atendió a ambas. La segunda parte de esta novena jornada iba a protagonizarla una joven formación de funk, o soul o rhythm & blues (al final, es una mezcla de todo) aparecida en el Reino Unido y que se está abriendo camino a pasos agigantados. Se trata de Bassment Project, un grupo de diez músicos (aunque a San Javier sólo llegaron ocho) que lideran el guitarrista y cantante Mike Davies, y el bajista Phil Simmonds. Este grupo –que tiene su base de operaciones en Londres– basa su repertorio musical en creaciones propias y logra conectar de inmediato con todos aquellos que gustan de este género. El Reino Unido ha sido, desde siempre, una buena fábrica de soul y Bassment Project es una muestra de lo que afirmamos. 
“All About The Blues” abrió el melón dulce y enérgico de un sonido potente y compacto, que impactó de inmediato en los presentes. El grupo se completa con la delicada figura de Alani Gibbon, en la voz; Luke Harris, a la batería; Andre Brown, saxo; Chris Wintermeyer, trompeta; Ed Mitchell, saxo; y los teclados a cargo de Karme Caruso. A pesar de su juventud, Bassment Project son experimentados músicos que saben cómo mover a todo un auditorio. Y vaya si lo hicieron. Con temas que aún manteniendo la esencia de lo añejo, nos sonaban frescos y novedosos. Como “What Did I Do Wrow”, “Change”, “Summer Sunset” o “Litt Me Up”, que terminaron por llenar el foso del auditorio Parque Almansa.

Qué diferencia con el anterior concierto. Nada que ver, como es costumbre en Jazz San Javier. Pero ese es uno de los aspectos positivos de esta cita musical de cada verano (y ya llevamos 17), en esta población murciana a orillas del Mar Menor. Además, la noche calurosa invitaba a la fiesta, a la diversión. Y Bassment Project era el grupo perfecto para ello. Su música es pegajosa y no te deja estar quieto en tu asiento. No te queda otra que moverte al ritmo que te marcan piezas como “Never Were In Love”, “You’re Not Alone”, “Young Man”, “Shake Everything” o “Too Much”. Los solos se van alternando; el trío de vientos juega un papel decisivo en este potente sonido, que tiene también en Phil Simmonds y Luke Harris una base inamovible y bien asentada. Cada cual tiene bien diseñado su papel, para ofrecer un resultado bien definido y de muy alta calidad. Escuchándolos, te parece hacerlo con una de las veteranas bandas de antaño. Pero no es así. Es un nuevo grupo anglosajón, que ha aprendido de los veteranos a desarrollar su propio sonido y estilo. 

El final fue con un largo “New Generation”, que es el tema que da título a su primer disco en el mercado y al que auguramos un éxito seguro. Con él, se despedían de su también primer paso por Jazz San Javier mientras el público, agolpado al pie del escenario unos y el resto en las gradas, pedía insistentemente que siguiera la fiesta. La noche de viernes era joven y Bassment Project también. Miel sobre hojuelas, para continuar un poco más con este “groove”. Un largo “Over You”, en el que todos y cada uno de los componentes del grupo tuvo su momento estelar, nos dejaba un precioso recuerdo del paso de estos jóvenes ingleses por el festival. 


En resumen, una noche para los nuevos valores de la música de jazz y funk en Europa ,el potente y bien definido soul de los ingleses Bassment Project, que saben cómo mover al público y dejarle extenuado de tanto bailar.


FORMACIÓN:
Mike Davies (cantante y guitarras)

Phil Simmonds (bajo)

Alani Gibbon (cantante)

Luke Harris (batería) 

Andre Brown (saxo) 

Chris Wintermeyer (trompeta)

Ed Mitchell (saxo)

Joao Caetano (percusión)

Bubba McCarthy (teclados)

Karme Caruso (teclados).

Así lo vimos.
































lunes, 28 de julio de 2014

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TRIOSENCE.


Los alemanes de Triosence dejaron un concierto elegante y de muy alta calidad.
 

Cada vez nos acercamos más al final del XVII Jazz San Javier, pero aún nos quedan muchas y excelentes actuaciones como las ofrecidas en la jornada del viernes 25 de julio, con los alemanes de Triosence, que pusieron elegancia y una Q de calidad jazzística .
El festival de Jazz de San Javier se caracteriza por varias constantes. Una de ellas –además de los contrastes musicales en una misma noche– es la apuesta que viene haciendo por los nuevos valores que van emanando en el jazz, y dentro de él en el continente europeo. La novena jornada de esta XVII edición ha tenido dos partes bien diferenciadas, pero de una calidad pasmosa y de muy alto nivel. El primer grupo eran los alemanes de Triosence que, como sus compañeros ingleses, llegaban a Jazz San Javier por primera vez para dejarnos su jazz y sus conceptos sobre el género y la música en general. El trío está conformado por Bernhard Schüler, al piano; Matthias Nowak, contrabajo y percusión; y el baterista y percusionista Stephan Emig. Tres músicos con una personalidad muy acusada, que unidas dan como resultado composiciones muy originales en las que Schüler compone y el trío recrea, matiza y enriquece.  

Así fue tras escuchar sus dos primeros temas, titulados “Walk For Andrea” y “No One’s Fault”. El público quedó petrificado, ante tan rico sonido y calidad creativa. Triosence no había hecho más que comenzar su derroche y fluidez interpretativa. Bernhard Schüler iba presentando cada pieza y explicando detalladamente las mismas. Era como si fuera ganando la confianza de los presentes con sus argumentos orales, que luego reforzaba el trío con sus interpretaciones musicales. Y estábamos encantados de habernos conocido, porque parecía que teníamos muchos puntos de coincidencia. Para que ello se confirmara, Triosence dejó sonar otra retahíla de piezas musicales como “Three Fo(u)r Fun”, “The Road Ahead” o “Your Nearness”, en las que tanto el contrabajista Matthias Nowak como el baterista Stephan Emig dejaron una muestra de sus altas cualidades interpretativas, que engancharon al auditorio inmediatamente. 

Si los grupos que van surgiendo en el jazz europeo son como Triosence, el futuro de este género y de la música en Europa ciertamente está asegurado. Porque estas nuevas generaciones de músicos llegan con la lección bien aprendida y unas muy altas dosis de creatividad. Las creaciones de Triosence son muy originales y no se parecen a nada de lo escuchado hasta ahora. Pudiera parecer que tienen una cierta semejanza con otras formaciones de este corte, como la del desaparecido Esbjörn Svensson o Tingvall Trío, pero no es así. Triosence es otra historia, sin desmerecer a los anteriores. Y creo no equivocarme si les confirmo que el auditorio disfrutó como pocas veces lo ha hecho con este tipo de formaciones. 

Con esta línea argumental, Triosence continuó enganchando al público y mostrando sus altas cualidades musicales a través de temas como “Sad Chilean”, en el que el baterista Stephan Emig realizó una demostración definitiva, “A Far Off Place”, donde se nos emulaba un cierto ambiente oriental, o dos piezas que siendo diferentes sonaron juntas aunque no revueltas. Nos referimos a “Winter Rain” y “Summer Rain”. En la primera, Emig abandonó su set de percusión y se sentó en el centro del escenario para redoblar con las manos en sus muslos, buscando la complicidad del auditorio. Era necesario, para lograr el efecto de las gotas de agua golpeando en el suelo cuando caen. Y lo hacía con una naturalidad y magisterio asombroso. Naturalmente, este público está más que habituado a éstos y otros guiños que los músicos les lanzan desde el escenario. Así es que todo salió a pedir de boca. Más de mil almas palmeando sus muslos, nos hacían percibir la lluvia golpeando el suelo. Fantástico. Luego llegaría la del verano, que tuvo otros ambientes y nos situaban en el corazón del continente africano, a través de la kalimba que tocaba Stephan Emig. Sensacional y ovación cerrada de los asistentes y coprotagonistas de dos piezas en una. 

La entrega del personal era total. Triosence se hacían querer y ese público les amaba. Pero todo tiene un principio y final. Así es que el trío abordó sus últimos temas de un concierto que resultó original y pletórico, en todos los sentidos. “Seven 2 Eight” puso ese punto a cuyo término, todo el auditorio, puesto en pie, ovacionaba y solicitaba más. Una más, por favor. Qué delicia de músicos. Triosence regresaron al escenario e interpretaron “Hiddeen Beauty”, con la que daban por finiquitado su primer paso por Jazz San Javier. Pero el público aún no había acabado con ellos. Y lo confirma el hecho de que Bernhard Schüller regresara él solo, para interpretar un segundo bis al piano titulado “Wher Time Stand Still”. Bueno, aquello se venía abajo. Pero hasta ahí llegó. Luego vendrían las firmas de los discos, que terminaban de congratular a un público que se quedaba, muy probablemente, con uno de los mejores conciertos que se han celebrado en esta XVII edición de Jazz San Javier.


FORMACIÓN:
Bernhard Schüler (piano)

Matthias Nowak (contrabajo)
Stephan Emig (batería).

Así lo vimos.
















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CHICAGO BLUES “A LIVING HISTORY”

           


El regreso a Jazz San Javier de Chicago Blues “A Living History” motivó que muchos aficionados al género se dieran cita en el auditorio Parque Almansa la noche de este miércoles 23 de julio. No todos los días se tiene la oportunidad de poder disfrutar en directo de una Historia Viva del Blues de Chicago, que aglutina los viejos “bluesmen” con las nuevas generaciones. Sabiduría y experiencia juntas dan como resultado un concierto para incondicionales del género. Y Chicago es, sin lugar a dudas, un referente cuando se habla de blues. Después del imborrable recuerdo que dejó en la XII edición, celebrada en 2009, esta banda regresaba a San Javier para volver a deleitarnos con un concierto en su línea, con una cierta dosis de enseñanza y muchas ganas de divertir y entretener.  

Matthew Skoller es el Maestro de Ceremonias en la banda, y comenzó presentando al pianista John Iguana, considerado en estos momentos uno de los más prestigiosos del blues en Chicago. Forma parte de las nuevas generaciones, pero lleva ya en su curriculum una dilatada trayectoria por el género. Solo con su piano, John Iguana fue el encargado de iniciar lo que, más tarde, iba a ser todo un despliegue del conocimiento y profesionalidad de un grupo de los mejores músicos de blues, reunidos en Chicago. La pieza fue “Chicago Breakdown”, con la que en efecto Iguana daba comienzo al despliegue de esta aula viviente de un género, el blues, que es la Historia Viva de la Música en los Estados Unidos. 

Tras ello, Matthew Skoller presentaba al primero de la noche: Billy Boy Arnold. Uno de los maestros de la armónica y mejor cantante, que nos fue adentrando en terrenos cada vez más genuinos con temas como “My Little Machine”, “She’s Love Crazy”, “Miss Stella Brown” o “I Wish You Would”, que colocaron al público en perfecta situación y armonía para lo que todavía restaba por llegar.

Siempre con las presentaciones de Matthew Skoller, el guitarrista John Primer hacía su aparición en el escenario para continuar con esta clase magistral de blues. Así es que, con el público agolpado a sus pies en el foso, Primer atacó “Imagination”, acompañado por la armónica de Skoller. Luego continuó con “They Call Me” y “Won’t You Hold Me”, antes de que hiciera su aparición Billy Branch, con quien cantaría “Sugar Sweet”, provocando en los aficionados una entrega muy notable que animaba, sin duda alguna, a los músicos llegados desde Chicago. Por cierto, que el grupo base estaba conformado, además de John Iguana al piano, por el prestigioso guitarrista Billy Flynn; Felton Crews, al bajo; y otro pieza de las nuevas hornadas de músicos: el baterista Kenny Smith, hijo del también baterista de Muddy Waters, Willy “Big Eyes” Smith. Una banda potente que combina, como indicaba, sabiduría y experiencia.  

Tras John Primer, Matthew Skoller tomó las riendas del concierto, con dos piezas interpretadas con su armónica: “You Don’t Even Know” y “Easy”. Fue una demostración del dominio que Skoller tiene sobre este pequeño instrumento, básico en el blues. Y luego demandó de nuevo la presencia de Billy Branch, que con su armónica y voz nos dejó varias muestras de su enorme conocimiento a través de temas como “Hoodoo Man Blues”, “One More Mile” o “Hate To See You Go”. Aquello era una auténtica fiesta del género en la que todos participaban. Pero el auditorio pedía más y los chicos de Chicago lo dieron. Así es que el mítico Lurrie Bell apareció en escena, agarró su guitarra roja y comenzó a cantar “I Believe”. El público le recibió con un entusiasmo nítido, que levantó de inmediato la estima del músico para lanzar dos lecciones más de su libro: “My Love Will Never Die” y “Diamonds At Your Feet?”. 

Fue el final de un concierto muy completo en torno al blues de Chicago, con varias de sus más relevantes figuras. Y aunque era miércoles (un día de mitad de semana), aquellas almas azules querían un poco más. Así es que la banda de la Historia Viva del Blues de Chicago regresó al completo, para regalar “Blues Had A Baby”, con la que definitivamente se despedían de su público y de la presente edición de Jazz San Javier. En resumen, una noche pletórica en la que el Mediterráneo dejó su brisa musical a través del grupo catalán Pegasus, para después cruzar el Atlántico y adentrarnos hasta la ciudad de Chicago, donde el blues es una seña de identidad y parte de su historia viva. 



FORMACIÓN:
Billy Branch (cantante y armónica)

Lurrie Bell (cantante y guitarra)

Billy Boy Arnold (cantante, guitarra y armónica)

John Primer (cantante y guitarra)

Billy Flynn (guitarra)

Matthew Skoller (armónica)

Johnny Iguana (teclados)
 
Felton Crews (bajo)

Kenny Smith (batería).

Así lo vimos.