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lunes, 28 de julio de 2014

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TRIOSENCE.


Los alemanes de Triosence dejaron un concierto elegante y de muy alta calidad.
 

Cada vez nos acercamos más al final del XVII Jazz San Javier, pero aún nos quedan muchas y excelentes actuaciones como las ofrecidas en la jornada del viernes 25 de julio, con los alemanes de Triosence, que pusieron elegancia y una Q de calidad jazzística .
El festival de Jazz de San Javier se caracteriza por varias constantes. Una de ellas –además de los contrastes musicales en una misma noche– es la apuesta que viene haciendo por los nuevos valores que van emanando en el jazz, y dentro de él en el continente europeo. La novena jornada de esta XVII edición ha tenido dos partes bien diferenciadas, pero de una calidad pasmosa y de muy alto nivel. El primer grupo eran los alemanes de Triosence que, como sus compañeros ingleses, llegaban a Jazz San Javier por primera vez para dejarnos su jazz y sus conceptos sobre el género y la música en general. El trío está conformado por Bernhard Schüler, al piano; Matthias Nowak, contrabajo y percusión; y el baterista y percusionista Stephan Emig. Tres músicos con una personalidad muy acusada, que unidas dan como resultado composiciones muy originales en las que Schüler compone y el trío recrea, matiza y enriquece.  

Así fue tras escuchar sus dos primeros temas, titulados “Walk For Andrea” y “No One’s Fault”. El público quedó petrificado, ante tan rico sonido y calidad creativa. Triosence no había hecho más que comenzar su derroche y fluidez interpretativa. Bernhard Schüler iba presentando cada pieza y explicando detalladamente las mismas. Era como si fuera ganando la confianza de los presentes con sus argumentos orales, que luego reforzaba el trío con sus interpretaciones musicales. Y estábamos encantados de habernos conocido, porque parecía que teníamos muchos puntos de coincidencia. Para que ello se confirmara, Triosence dejó sonar otra retahíla de piezas musicales como “Three Fo(u)r Fun”, “The Road Ahead” o “Your Nearness”, en las que tanto el contrabajista Matthias Nowak como el baterista Stephan Emig dejaron una muestra de sus altas cualidades interpretativas, que engancharon al auditorio inmediatamente. 

Si los grupos que van surgiendo en el jazz europeo son como Triosence, el futuro de este género y de la música en Europa ciertamente está asegurado. Porque estas nuevas generaciones de músicos llegan con la lección bien aprendida y unas muy altas dosis de creatividad. Las creaciones de Triosence son muy originales y no se parecen a nada de lo escuchado hasta ahora. Pudiera parecer que tienen una cierta semejanza con otras formaciones de este corte, como la del desaparecido Esbjörn Svensson o Tingvall Trío, pero no es así. Triosence es otra historia, sin desmerecer a los anteriores. Y creo no equivocarme si les confirmo que el auditorio disfrutó como pocas veces lo ha hecho con este tipo de formaciones. 

Con esta línea argumental, Triosence continuó enganchando al público y mostrando sus altas cualidades musicales a través de temas como “Sad Chilean”, en el que el baterista Stephan Emig realizó una demostración definitiva, “A Far Off Place”, donde se nos emulaba un cierto ambiente oriental, o dos piezas que siendo diferentes sonaron juntas aunque no revueltas. Nos referimos a “Winter Rain” y “Summer Rain”. En la primera, Emig abandonó su set de percusión y se sentó en el centro del escenario para redoblar con las manos en sus muslos, buscando la complicidad del auditorio. Era necesario, para lograr el efecto de las gotas de agua golpeando en el suelo cuando caen. Y lo hacía con una naturalidad y magisterio asombroso. Naturalmente, este público está más que habituado a éstos y otros guiños que los músicos les lanzan desde el escenario. Así es que todo salió a pedir de boca. Más de mil almas palmeando sus muslos, nos hacían percibir la lluvia golpeando el suelo. Fantástico. Luego llegaría la del verano, que tuvo otros ambientes y nos situaban en el corazón del continente africano, a través de la kalimba que tocaba Stephan Emig. Sensacional y ovación cerrada de los asistentes y coprotagonistas de dos piezas en una. 

La entrega del personal era total. Triosence se hacían querer y ese público les amaba. Pero todo tiene un principio y final. Así es que el trío abordó sus últimos temas de un concierto que resultó original y pletórico, en todos los sentidos. “Seven 2 Eight” puso ese punto a cuyo término, todo el auditorio, puesto en pie, ovacionaba y solicitaba más. Una más, por favor. Qué delicia de músicos. Triosence regresaron al escenario e interpretaron “Hiddeen Beauty”, con la que daban por finiquitado su primer paso por Jazz San Javier. Pero el público aún no había acabado con ellos. Y lo confirma el hecho de que Bernhard Schüller regresara él solo, para interpretar un segundo bis al piano titulado “Wher Time Stand Still”. Bueno, aquello se venía abajo. Pero hasta ahí llegó. Luego vendrían las firmas de los discos, que terminaban de congratular a un público que se quedaba, muy probablemente, con uno de los mejores conciertos que se han celebrado en esta XVII edición de Jazz San Javier.


FORMACIÓN:
Bernhard Schüler (piano)

Matthias Nowak (contrabajo)
Stephan Emig (batería).

Así lo vimos.
















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